Quien conoce y vive Madrid, sabe de sus atardeceres y de sus cielos, no me preguntéis que tienen… pero tienen algo especial, al menos para mi. La entrada de la primavera hace tan solo unos días, deja unas tardes algo más largas y con una luz peculiar.

Unas tardes todavía frescas que invitan al paseo y a ver como cae la noche sobre Madrid.

Os dejo con este momento del pasado fin de semana, domingo, y el último paseo del fin de semana.

Son muchas las veces que he disfrutado caminando de este paseo que separa Zarautz y Zumaia por el monte. Gozar de estas vistas de forma reposada al ritmo de cada paso que hace el camino, es un privilegio para cualquiera, pero en especial para aquellos que pasamos nuestra corta vida en una gran ciudad. Una inmejorable forma de escaparnos y desconectar, despejando cuerpo y mente de obligaciones y rutina diarias.

Aprovechando la «justita» forma física (hoy me he dado cuenta) que en estos meses pasados he cogido, ayer me he animado a hacerla con la bici y os puedo decir que he disfrutado de lo lindo, aunque también he sufrido lo suyo. El camino es corto pero intensísimo,  al menos para mi, y cuando vas sobre la bici te das mejor cuenta de las rampas que tienen algunos caminos que creías conocer. A eso hay que sumarle las condiciones del terreno, precioso, pero plagado de empedrados húmedos en pendientes que hacen que cualquier bajada sea peligrosa y cualquier subida, muy técnica, y en ocasiones imposibles. En resumen una delicia, bajo un cielo fresco y maravilloso, que nos ha respetado durante todo el día.

La mejor recompensa la vuelta por la carretera de la costa disfrutando y esquivando las olas, que con las mareas de esta época del año saltan hasta la carretera y dan la sorpresa a más de un vehículo.

Merecido descanso.

Hoy saco un rato para disfrutar, para recordar.

Tras la paliza que me di hace un par de fines de semana recuperando todos los blogs, llevaban caídos varias semanas tras los incidentes con el servidor de One and One, por fin saco un poco de tiempo para escribir en este antiguo, pero renovado blog. El primero. El que me inicio en estas lides.

No he recuperado los antiguos posts, porque además de algunas reflexiones personales, laborales, … casi todo versaba en torno a la pasión que los que me conocéis, sabéis, tengo por la gastronomía. Todas esas jugosas líneas están desde sus inicios recopiladas en mi querido blog El Laboratorio Gastronómico, donde comenzaba a escribir ya hace casi seis años. Si que echaré de menos una cosa, vuestros comentarios a aquellos primeros posts.

Hoy estoy solo, echando de menos a la familia, de viaje, un día radiante, en levante, en la terraza de mi habitación de hotel disfrutando de  un par de horas muertas antes de ir a un bautizo de un familiar y saco un rato, pienso, disfruto y lo comparto, bien sabéis, siempre hay algo que compartir.

Disfruto mirando el trabajo hecho, disfruto del tiempo, de vuestros comentarios, de vuestro apoyo, pero sobre todo, de saber que seguís ahí. Todo esto no tendría sentido sin la gente que valora, aunque sea en silencio, lo que uno hace.

La pena es no tener más tiempo, para fotografiar más, para escribir más, para compartir más, para disfrutar más, pero el tiempo es el que es y a veces para hacer todo esto mejor y disfrutarlo más, hay que hacer menos, y sobre todo no dejar nunca de hacer y dedicar tiempo a otras cosas.

Hoy de nuevo, saco un rato para compartir pero sobre todo para decir GRACIAS! y que aquí sigo.